A veces es necesario hacer un alto en el camino.
Dejar de mirarnos nuestro propio ombligo y creernos el centro de todas las miradas. Cuando de repente ves en la pantalla del ordenador que hay más de 840 personas muertas en Irak, el corazón se te para momentáneamente, se te eriza la piel y piensas en qué tipo de mundo vivimos. La indignación me invade... Hace días alguien me dijo como en un susurro: Todo es mucho más sencillo. Y es cierto, pero no todos llegan a comprenderlo. De esta forma la realidad sería menos artificial y a penas estaría manchada de sangre. A diario el alma se nos tiñe de un rojo intenso que va marcando nuestro sendero y que nos lleva camino de la propia autodestrucción. Dedicaría el resto de mi tiempo a cambiar cauces, empezando por los que salpican mis pies...
Hoy me he levantado, he estudiado algo, y he decidido ir a pelearme un rato con papeles y funcionarias sentadas tras su mesa, y mientras iba en la útima fila de asientos leyendo una interesante historia, me han entrado unas ganas tremendas de gritar. Sólo un chip interno me ha dicho: no, quieta. A la vuelta, tras firmar unos cuantos papeles que confirmaban que ya era una Erasmus con una cuenta esperando un importe fianciero... no he podido dejar de sonreír, incluso me ha dado risa suelta. En fín, cada día más y más cerca.
La cuenta atrás ya ha comenzado...10...9...8... Y aún no sé que se esperará de mí...7...6...5... Ni tan si quiera qué es lo que yo misma espero de esta nueva situación...4...3...2...El miedo morboso de lo desconocido empieza a hacer mella en mi cuerpo aunque mi mente aún no se haya dado cuenta...1...0... Me voy. Sigue resultándome increíble.
Uno más por mi parte... Gracias a todos.
Me recuerdo recordando recuerdos del ayer, tan lejanos...pero no tan lejos, y es que a veces, lo que pienso, escribo y digo sólo tiene un único sentido, destinado a mí y a mi propio ego, sin pretender que los demás intenten comprender nada más allá de una mera coordinación de palabras. Si es cierto que mis ojos me delatan, si es cierto que mi sonrisa me descubre, será por tu pícara agudeza, y no por la falta de mi insistencia en ocultarlo. Déjame mis secretos para mí, yo prometo continuar con esta magia y no intentar descubrir los tuyos.
Y aquí me encuentro: escribiendo una carta en francés que a duras penas entiendo para avisar a mi casera de mi llegada en apenas 17 días. Y es que apesar de todo... sigo sin creérmelo, de ahí mi pasmosa serenidad. Me encuentro al borde de un cambio deseado, esperado, anhelado sobre todas las cosas, e intuyo que mis próximos diez meses cambiarán el resto de mi camino por la vida. Angers me espera...
La vuelta a la realidad debería hacerse de manera progresiva, este choque brusco no debe ser nada bueno para mi mente. Sólo tengo un consuelo: cerrar los ojos, tocar mi bolsillo, y sentir un billete de ida hacia algún lugar que desde hace meses mi destino me tiene preparado. Las ansias aún no se han dejado ver por aquí, pero intuyo que no han de demorarse por mucho tiempo. Tengo ganas de gritar!!
