Huele a invierno...
Sentada en mi habitación y con un
jersey que me aísla. Abres la ventana y te chocas con el frío... Ahora, una luz ilumina el teclado para no perderme...pero todo lo demás está a oscuras, la cama, las escaleras, la calle, mi alma... y con la necesidad de olvidar a cuestas, sabes
que tienes, pero realmente dudas sobre si quieres hacerlo.
Casi las 12 de la noche...
Retengo las últimas líneas que acabo de leer... desde hace más de una hora no puedo evitar llorar; llorar por una historia, por el amor, porque hacía tiempo que no llamaban a mi alma, porque me doy cuenta de que quiero, porque no hay nada que frene los sentimientos, porque el amor absoluto existe y nosotros sólo nos empeñamos en obviarlo...porque amar sin locura no es amar.
Y aquí me veo, sentada en el suelo, con el corazón encogido por Margarita y por mí, por sus suspiros y los míos, por sus silencios y los míos, por sus recuerdos y los míos, por sus represiones y las mías...
Sé que no podré dormirme aún, pero cuando lo haga, intentaré soñar con La dame aux camélias.
Tengo que contarlo como curiosidad, y es que desde que lleguè a esta ciudad me pasa a diario... Siempre llevo una piedrecita en el zapato. Todos los dias, vaya a donde vaya, vaya a la hora que vaya... Y la operaciòn se repite: me paro, me quito el zapato, saco la piedra y vuelvo a ponerme el zapato. Ni dos minutos... Serà para recordarme constantemente que sigo en el mundo real.
Tendré que ser libre aunque a vos no te guste.
Y si no vas a quererme, así, como soy; y si te vas a ir de mi lado, así como soy; y si en la noche más larga y más fría del invierno me vas a dejar solo y te vas a ir...cerrá la puerta, ¿viste?, porque entra el viento.
Cerrá la puerta. Si ésa es tu decisión, cerrá la puerta.
No voy a pedirte que te quedes ni un minuto más de lo que quieras. Te digo: cerrá la puerta, porque yo me quedo y hace frío.
Y ésta va a ser mi decisión.
(J.BuCaY)
Me siento más libre en estas calles, menos juzgada, más autodependiente...en definitiva, más Yo y menos los demás. Elijo lo que quiero y con quien quiero... Los ratos de soledad los aprecio como un tesoro inviolable. No decir nada y expresarlo todo. Tus recuerdos son tuyos y aquí nadie los compartió contigo...con lo que se vuelve aún más especiales y dulces. Busco en mi memoria sensaciones parecidas y las encuentro llenas de polvo porque mi mente una vez decidió ocultarlas para no seguir haciéndome daño... Aún así, no caben las comparaciones en este instante. Me gusta observarme desde fuera y ver lo que los demás no ven. Ahora tengo en mi mano cerrada la felicidad, no pienso dejar que se vaya...
Cierra los ojos. Recuerda por un momento los dulces compases de Amelié... Aumenta la velocidad de imágenes por segundo... Voilá! Ahí me encuentro.
Mi rincòn...
No sé en que lugar mental me encuentro, pero se está muy bien aquí... la incertidumbre del mañana, los paseos por cualquier lugar desconocido, perderse entre la gente sabiendo que no puedes ser reconocida por nadie...me gusta la sensación, aunque soy consciente de que durará poco, por eso pretendo aprovechar estos días donde mi corazón manda y los deberes no existen. Aún no me han visitado la nostalgia ni la melancolía, espero no tener tiempo de atenderlas el día que se presenten. Por otro lado –y siendo muy realista- el francés me trae loca... Hace días que no hablo español, y ha quedado relegado a mi lenguaje para comunicarme conmigo misma. Es como tener un sistema en el que tú eres la única participante.
¿Qué se puede decir cuando se tiene la sensación de estar cumpliendo un sueño que sólo te pasará una vez en la vida?
Por fin he conseguido abrir la maleta, el número mágico se presentó ante mí... y con él se desata la ira de los dioses. De repente la habitación se ha convertido en una marea descontrolada de pantalones, recuerdos, calcetines, sensaciones, jerseys, melancolía, libros, cariño, pendientes, anillos, cremas hidratantes, peines... No se como voy a meter todo esto.
