Lo que Ocurre Una VeZ

17 junio 2008


El olor a tierra mojada de una infancia perfecta, regada cada tarde para aplacar el calor del camino... Saltar jugando con los piés descalzos al compás de una voz que repetía: ¡Ponte las zapatillas! El sabor a cloro, a la merienda, a chocolate mezclado con sonrisas y frutas. El campo de girasoles a izquierda y derecha al anochecer salpicado por un juego. La piel morena, el pelo enredado... Cruzar el caminito juntas, apretadas la una a la otra y de la mano en la oscuridad por si algún gato salía a nuestro encuentro. Nuestra infancia, los recuerdos, los sueños y los planes siguen allí, en las tres muescas que Papá nos hizo en nuestro olivo.